Viajar a Nueva York es una experiencia única y posiblemente uno de los viajes más importantes para la vida de muchos viajeros. Por eso recomendamos preparar el viaje con dedicación, con tiempo, prestando atención no sólo a las guías de viaje y a las recomendaciones de restaurantes de moda, sino a todo el imaginario cinematográfico, pero sobre todo literario que nos hará viajar no sólo por sus calles y plazas, sino que nos hará vivir la experiencia de otros viajeros, de otras gentes, imaginarias o reales.
Ninguna otra ciudad en el mundo está tan presente en el cine, la televisión, la música, la publicidad o el imaginario colectivo como Nueva York.
Tanto quien ha estado allí como quien no, se ha formado una imagen de esta metrópoli. Una imagen que suele empezar y acabar en Manhattan. Pero Nueva York es mucho más que Manhattan –hasta 1898, la ciudad estaba formada únicamente por esta isla- aunque en la actualidad Nueva York se compone de cinco distritos: Manhattan, Brooklyn, Bronx, Queens y Staten Island.
Hay una frase de El gran Gatsby, la obra maestra de Scott Fitzgerald, que decía, sino recuerdo mal “cruzando este puente, todo es posible… realmente todo…”. Era el año 1925, y desde entonces este juicio se mantiene prácticamente inalterable. Todo es posible en esta ciudad. Por eso te recomendamos que comiences a preparar tu viaje con tiempo. Que puedas disfrutar de todo lo que te espera mucho antes de que comiences el viaje.
Cuando pienso en Nueva York me asaltan canciones como Autumm in New York, de Billie Holliday; Manhattan, de Lee Wiley, o la tan popular New York, New York de Frank Sinatra. Aunque por influencias cinematográficas, mi melodía preferida sea Rhapsody in blue, de George Gershwin, con la que comienza la película Manhattan, de Woody Allen.
Pero hoy quiero hablar de libros. De literatura. De buenos libros que te harán amar la ciudad que quita el sueño a los viajeros. Esos libros que harán que Nueva York se convierta en un amor imposible que no te abandone nunca. Que te atraiga y seduzca tanto que haga año. Pero también que te irrite y repela. Porque, como en todo, en la vida y en la literatura del amor al odio hay sólo un paso.
Descubrir la ciudad obliga a más de un viaje, y puede que ni en todos los que seas capaz de hacer acabes conociéndola del todo. Por eso los libros pueden ayudarte descubrirla, a mirarla con otros ojos diferentes a los tuyos.
Ventanas de Manhattan, de Antonio Muñoz Molina. Libro del escritor y académico andaluz reúne las impresiones y recuerdos de una ciudad en la que ha trabajado y que ha visitado de forma intermitente en los últimos veinte años de la mano de su mujer Elvira Lindo. Las ventanas y los paseos son el hilo conductor de esta “enciclopedia caótica” sobre la ciudad de Nueva York, en donde cabe casi todo. Es un libro muy personal de Muñoz Molina, que a través de su memoria nos deja adentrarnos en otros muchos mundos.
Diccionario de Nueva York, de Alfonso Armada. Toda una enciclopedia sentimental de la ciudad, de sus costumbres, su modo de vida, sus peligros y de todos los lugares maravillosos que se pueden visitar, pero que, si no llegas a visitarlos, tampoco pasaría nada. Cada entrada de este diccionario es un relato corto y un inmenso tesoro de historias. Divertido, reflexivo, irresistible. Un libro apasionante lleno de sorpresas.
La trilogía de Nueva York: Ciudad de cristal, Fantasmas y La habitación cerrada, de Paul Auster. Tres novelas que se publicaron por separado entre 1985 y 1987 y que conservan inalterables todo su potencial de sugestiones. Una especie de viaje a las interioridades de Paul Auster, posiblemente, de sus mejores obras. Esta trilogía tiene mucho que ver con la ciudad de Nueva York y con el azar, porque la experiencia de vivir el presente sólo se ofrece a quienes tienen el coraje de volver a empezar. Auster va unido al barrio de Brooklyn. Sus personajes callejean sus calles continuamente. La acción de sus calles, obligan a visita del barrio.
Historias de Nueva York, de Enric González. Un magnífico libro corto que nos tiene en vilo y nos permite escuchar historias sorprendentes, únicas, diferentes. Las sugerencias que da González hacen que uno sienta el deseo inmediato de viajar a Nueva York. “Pocos van para retirarse o para llevar una vida tranquila”. Nueva York invita a cualquier cosa menos a una vida tranquila. Relajada es posible. Tranquila posiblemente no.