No sé que me gusta más, si leer o viajar. ¡Si que lo sé! Realmente lo que más me gusta es leer mientras viajo y, en su defecto, viajar en los libros.

            Que el año que terminó, hace apenas unos días, fue un mal año para la mayoría, cada uno con sus motivos personales y compartidos,  no es ni un descubrimiento ni da ya para muchas discusiones.

            Que al año 2020 no será un año para recordar en fotos, en papel o en redes, de los viajes que hemos hecho, es una realidad. Sin embargo, si que será un año para recordar, por el tiempo obligado que todos hemos compartido, en los viajes que hemos podido hacer desde un libro.

            En mí caso, los libros me han salvado de la sensación de ahogo que siento cuando no soy capaz de salir de mi ciudad, en coche, autobús o en avión.

            El año que comienza lo hace con precaución y, si bien tenemos aún miedos y seguimos sin la libertad personal para organizar nuestras vidas y nuestras horas como se nos antoje, si que confiamos, aún es comienzo de año, que todo será distinto, que recuperaremos, en muy poco tiempo, la posibilidad de viajar, si no absoluta, si de forma progresiva. Porque para muchos, vivir es viajar y conocer.  ¡Y no sabemos vivir sin viajar, sin conocer!

            Es pura casualidad que todos hayamos pasado más de cien noches el año pasado confinados, sin salir apenas de nuestras casas, salvo para dar la vuelta a la manzana los que tenemos perro. ¡Bendito Suso! Y no es menos casualidad, que el primer libro que he leído en este 2021 se la novela: “Cien noches”, premio Heralde de Novela, publicado por Anagrama y cuyo autor es mi admirado y siempre caprichoso, Luisgé Martín. Pero, no es menos casualidad que la historia se desarrolle, principalmente, entre dos ciudades, una en la que vivo, Madrid. Y, la otra, el destino al que pienso y sé que voy a viajar este verano, Chicago.

            La literatura me ha vuelto a salvar en este comienzo extraño de año de ahogamientos y penalidades, y el deseo de estar pronto en Chicago, en un viaje que estoy convencido haré, me llena de esperanzas y de ilusión.

            Lo que me llena de miedo es el libro. Un libro que me ha fascinado y enganchado como todos los de su autor. Miedo porque parte de la idea de que, alrededor, si no más, de la mita de los seres humanos confiesa ser infiel sexualmente a su pareja… A lo que el autor añade que no sabe si la otra mitad dice la verdad o miente. ¡Quien dijo miedo! Adentrarse en la novela es descubrir diferentes formas de amar, algunas radicales. El libro habla de sexo, pero también de lealtad, infidelidad, deseos inconfesables, tabús, medias verdades, mentiras y engaños que envuelven nuestras relaciones…

            El libro me ha hecho plantarme muchas cosas sobre las parejas y los diferentes tipos de parejas, pero también de la ciudad a la que voy a ir este verano. Cien noches no es una guía de viajes, ni mucho menos. Es un novela dura .¿O no? ¡No lo sé! Tengo dudas.

            Si te decides a leerla estoy seguro que coincidiremos en que es una extraordinaria novela y que te hará pensar y replantearte algunas cuestiones. Que te pondrá de mal humor o te hará estar inquieto. Te removerá. Pero eso es lo que hace la buena literatura. Nos hace movernos. Movernos igual que un avión con turbulencias atravesando el Atlántico para llevarnos hasta Chicago.

Redactado por: Jonás Vega Morera

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